«El arte del descanso es una parte del arte de trabajar».

Steinbeck

El descanso es una parte esencial del ser humano donde nos desconectamos del día a día y nos permitimos que nuestra parte más allá del trabajo se pueda expresar en lo que nos interesa más allá del día a día.

Tener este espacio de esparcimiento colabora a desarrollar ideas, relajarnos del estrés del día a día o simplemente saber que hay más vida después del trabajo. Estos espacios nos ayudan a olvidar que el código no compila, el jefe no paga bien o hay que hacer X, Y, Z cosas en el trabajo y nos regala momentos de distracción para compartir en casa o lo que más nos gusta hacer en el día.

Al igual que las personas que realizan deportes, las personas que trabajamos desarrollando código o resolviendo problemas necesitamos de un descanso para poder recuperar fuerzas y energías tras un desgaste mental de pensar y estudiar cada elemento que vamos creando en el trabajo. Esta semejanza con el ejercicio físico tiende a ser una explicación bastante sencilla de que el trabajo mental también genera desgaste en el ser humano, ya que a pesar que no hay un ejercicio físico, sí existe una fuga de energía mental y nos cansa por igual que las personas que su labor se basa principalmente en ejercer fuerza física.

Descansar debe ser un tiempo que debemos dedicarnos a los quehaceres del hogar, cocinar recetas de cocina, jugar videojuegos -o mejor aún, hacer algún deporte-, leer algo que no se relacione con el trabajo, o simplemente beber un té al atardecer mientras vemos al horizonte, sin el teléfono que nos moleste (desconexión digital). Dejemos que el cerebro descanse…

Cuando era chico, yo dejaba de jugar en la consola con la excusa, que me inventaron los adultos de, dejar descansar a la consola. Quizás era inocente, pero dejaba de jugar con la consola y luego iba al patio a hacer otras cosas, hacer volar la imaginación con juegos imaginarios que nadie más soñó.

No debemos sentirnos culpables por descansar, no tiene que existir el remordimiento por parar un momento y tomar un segundo impulso. Si existe la culpa de detenernos, quizás valga la pena reflexionar el porqué nos sentimos así… ¿será que el trabajo es mucho?, ¿no puedo parar mientras otros trabajan?.

Al finalizar, considerar que el exceso de descanso también es perjudicial, ya que genera nuestro amigo procrastinación que es la actitud de dejar las cosas importantes de lado por un bienestar temporal. La clásica imagen de la procrastinación es navegar por YouTube, Facebook, Instagram o Tik Tok viendo videos, publicaciones o memes que nos alegran un rato, pero nos alejan del trabajo, en ocasiones por largas horas.

Aprendamos a balancear nuestro tiempo de descanso y nuestro tiempo laboral, busquemos un pasatiempo no informático, y saquemos la mejor parte de nosotros para poder sentirnos vivos y no esclavos del trabajo.