Hace algunos meses debía reemplazar un servidor que estábamos dando de baja en mi trabajo: el disco duro ya estaba pidiendo un cambio. Sin dudas, lo más fácil era clonar disco y mover, pero la complejidad iba en que -como todo servicio- no podía detenerse, por lo cual opté por un camino que hace tiempo leí que Facebook usó para sincronizar servidores: Torrent.

Cuando chico nos decían que torrent era malvado por que permitía el intercambio de archivos a diestra y siniestra. Sin duda, las disqueras los artistas nos inculcaron que usar torrent era malo y que todos debían irse al infierno pagar por consumir sus productos.


Entra un Homero, salen dos Homero… así de simple es Torrent

Sin embargo, y sin meter mucho ruido, el uso final de torrent es compartir P2P archivos entre personas, donde cada persona tiene un archivo -o una parte de él- y lo comparte con otro par para que todos tengan el mismo archivo al final. La idea es maravillosa y desde luego, es aplicable a ambientes de trabajo donde varios servidores deben contener la misma información.

Con esta última idea en mi cabeza, comencé a investigar el cómo hacer el proceso para compartir una carpeta completa mediante el protocolo, y tras darme algunas vueltas por la Internet, opté por una solución no libre (amigos del FOSS, no me condenen) desarrollada por Bittorent Inc: Bittorrent Sync (ahora Resilio), la cual permite sincronizar carpetas entre distintos dispositivos y con permisos de lectura y escritura por separado.

Sin dudas, ayudó bastante a terminar el trabajo a tiempo, ya que más allá de los retardos de sincronizar algunos gigas, la aplicación anda de lujo para tener copias en diversos dispositivos. En un próximo nivel de aplicación, lo probaré para ver si es un buen reemplazo a alguna alternativa de gluster o montar directorios nfs para servidores webs.

Quizás, quizás, quizás… 😎

Curioso?