7 de la tarde, un café que perdió su sabor y calidez hace horas y un tic tac que no cesa de fondo, mientras contempla la pantalla incrédulo ese fallo que impide que se marche a casa, con solo una línea de texto en rojo: TEST FAILED. Dispuesto a rendirse, toma su bolso y parte triste a casa por no terminar bien su trabajo

¿Te parece familiar este micro cuento? Nunca es satisfactorio llegar al final de la jornada sabiendo que no has podido terminar lo que te propusiste, ya sean por limitaciones de tu conocimiento, herramientas que son lentas o procesos de desarrollo que no son adecuados: a veces nos refugiamos en las excusas para culpar nuestros fracasos, sean colectivos o individuales, con el fin de no mostrar la cara de la culpa por no haber cumplido con algo propuesto.

Fracasar en una meta es parte del camino, no siempre vamos a poder lograr lo que nos proponemos, ya sea por impericia personal, temas colectivos de tu equipo de trabajo, o simplemente mala suerte -o el Universo dice que no-. En ocasiones tendremos planeado nuestro trabajo en forma ideal, pero el día a día quieren otras cosas: situaciones de urgencia laboral, problemas personales, reuniones no programadas, etc.

El fracaso no es sinónimo de malo

Vivimos en una realidad donde el éxito mueve masas, genera likes o follow en redes sociales, y eso aumenta nuestro ego, sin lugar a dudas, ya que nos hace ser importantes, pero a su vez, las personas que no están “en la ola” se sienten inferiores. (sí, está documentado que las RRSS afectan a las personas)

El darse una vuelta por diversas redes sociales nos hacen pensar que las personas apareciendo con sus títulos universitarios o estrechando la mano de cierta persona lo hicieron sin esfuerzo es minimizar ese logro: detrás de cada historia hay sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas que no son visibles en la foto, solo nos quedamos con esa sonrisa y mostrando ese cartón.

El fracaso queda oculto, no es algo que queramos que vean o sepan que lo hemos pasado: la ignorancia es ridiculizada y apuntada como “burro” o “no sabes nada” (acá hay más expresiones y cómo la cultura en LATAM nos formó con esta concepción de fallar = malo)

Una oportunidad de aprendizaje

En otras culturas, el fracaso se ve como una oportunidad de crecimiento: no se apunta con el dedo el hecho que falles, sino que se valora el hecho de intentar, hacer, fracasar, reflexionar y seguir.

En el caso del desarrollo de software, siempre debemos hacer no un mea culpa sino que ir revisando en qué parte nuestros levantamientos, implementaciones, desarrollos o expectativas de solución no fueron satisfactorias o a la altura del producto creado.

¿En equipo? El buscar culpas en equipo no se trata de apuntar el dedo y humillar a quien ha cometido una falta, es buscar el cómo cometer menos errores (no podemos tener procesos ausentes de errores) y poner medidas que nos eviten repetir la experiencia. Aquí, la experiencia del Project Manager, CTO o quien lidere el área es importante, ya que el encontrar errores es frustrante para el equipo, pero a la vez debe ser una experiencia de crecimiento, y aquí este rol debe ser muy activo y proactivo en lograr que los integrantes descubran el cómo mejorar colectivamente para ser mejores y más fuerte en el futuro.

¿Cómo documentamos? La memoria colectiva es importante para que las próximas generaciones -recuerda, nadie es eterno- no comentan los mismos errores que tuviste en tu tiempo, y que sean capaces de tener entornos seguros y confiables.

Lo más fácil de crear es un reporte de issue, donde se haga un proceso de levantamiento del issue: causas probables, efectos en el producto, soluciones implementadas y medidas remediales a futuro. Este pequeño ejercicio permite identificar la raíz del problema, efectos derivados y cómo lo intentamos solucionar como equipo.

En otros ambientes (DevOps o SRE) podríamos encontrarlo como post-mortem del problema, donde el área hace público, a una organización o un público objetivo, el problema, como fue solucionado y cómo lo podemos resolver. (por ejemplo, el post-mortem de la caída de us-west-1 de AWS en diciembre).

En resumen

  • Fracasar es parte del camino, nunca haremos todo perfecto.
  • No te acomplejes por fallar, siempre puedes seguir adelante.
  • Reflexiona, corrige, aprende.
  • Pone tareas o medidas remediales que ayuden a no cometer nuevamente el problema.
  • Sé amable y escucha las reflexiones que se logran como equipo.

Y el joven al día siguiente se dio cuenta que, tras revisar su computador, que el test nunca debía validarse, debido a que un desarrollador que le antecedió puso una prueba que se contradecía con el negocio. Cambió la prueba y añadió su prueba, al ver el verde, cerró el issue en JIRA, tomó un café caliente y se regaló una rosquilla del cesto al centro de su empresa: fue el mejor desarrollador del mundo por un instante